PRIMEROS PENSAMIENTOS

Recuerda, tus primeros pensamientos por la mañana marcan el rumbo para el resto de tu día. Si permites que la negatividad y la ansiedad ocupen tu atención, establecerán el tono de cómo interactúas con las personas y cómo procesas los altibajos que se presentan. Pero si reemplazas los pensamientos negativos con confianza en Dios al depositar tus preocupaciones en Él, cambiarás la dirección de tu corazón, mente y voluntad, lo que inevitablemente transformará el curso de tu día.

Me encanta la razón detrás del mandato bíblico, “Pongan en Él todas sus ansiedades”. El versículo dice, “porque Él cuida de ustedes”. Él te ama. Te ve. Te conoce. A Dios le importas, así que le importa lo que a ti te importa. Por eso no tienes que caer en el miedo o la preocupación.

Antes de que la ansiedad se convierta en una cascada de pensamientos y sentimientos negativos, aprende a detenerla en la primera preocupación. Antes de que el miedo se convierta en una avalancha de pensamientos negativos, arroja la preocupación al Señor. Cada mañana, convierte esos pensamientos negativos en oración, que es un arma en tu armadura espiritual. En lugar de permitir que la preocupación sea utilizada como un arma por el enemigo en tu contra, haz que sea una señal para orar. Cuando la parálisis del miedo se levante, transfórmala en una oración enfocada y llena de fe. Es así de simple. Prácticamente hablando, si te despiertas con un pensamiento negativo o tóxico, ora: “Jesús, sé que te preocupas por las cosas que me conciernen, así que te lo doy. Lo echo sobre ti. Te entrego mis pensamientos y sentimientos ansiosos. Te entrego las situaciones y circunstancias”.